viernes, 27 de febrero de 2015

LA DIFERENCIA ENTRE SER Y TENER CUANDO HABLAMOS DE UN SÍNDROME

A continuación adjunto el artículo de una madre de la Asociación Síndrome de Noonan en España. Tomaros un segundo para leerlo que merece la pena.

Pinto, pinto, gorgorito… De ser cierto que el Destino existe y tiene forma humana, es así como he imaginado desde siempre que el muy cabrito echó a suertes a quién le caería el regalito de un síndrome raro para su hija. Y mira tú por dónde, para una vez que me toca algo en un sorteo, tenía que ser esto.
Mi hija tiene síndrome de Noonan. ¿No lo has oído nunca, verdad? Yo tampoco lo conocía. De hecho, tardé cinco años tras su nacimiento en escuchar las tres palabrejas por primera vez. Oír Síndrome ya acojona. Lo que venga después te importa poco en ese momento. O mucho, mejor dicho. Porque se llame como se llame, lo que tienes claro es que no va a ser bueno.
El síndrome de Noonan es una enfermedad rara que afecta a 1 de cada 2.500 nacimientos. Curiosamente, es mucho más común de lo que pensamos. Viene producido por la mutación de un gen que no es detectado si no se hace un estudio genético específico. Su diagnóstico, por tanto, es difícil. Se caracteriza porque los niños que lo padecen tienen dificultades alimenticias (los casos más graves tienen que ser alimentados por sonda), su desarrollo psicomotor es lento, algunos presentan problemas cardíacos, tienen unos rasgos físicos destacados (párpados caídos, ojos muy separados, pecho hundido…) que se van suavizando según crecen, lo que hace muy difícil su detección en adultos, si no han sido diagnosticados durante la infancia. Por eso se sospecha que los afectados por el Noonan son muchos más.
Todo esto que te cuento es a grandes rasgos. Seguro que mañana, Día Mundial de las Enfermedades Raras, escucharás hablar probablemente de síndromes mucho más crueles y te describirán tantos síntomas, tantos casos que pensarás que estás dentro de una lección magistral de Medicina a la que no te habías apuntado. Nada más lejos de mi intención que agobiarte ni despertar tu morbo.
Ante una enfermedad solo hay dos caminos: llorar por las esquinas y derrumbarte o cagarte en todo lo divino por tu mala suerte, pero tirar para adelante. Asumirlo. Y afrontarlo. Informarte, contactar con otros que están viviendo lo mismo que tú, que lo han vivido ya. Y aceptar que las cosas son así pero que pueden mejorar, que deben mejorar. Quizá no en cuanto a sanación -los síndromes no tienen cura-, pero sí a nivel personal.
Y en eso estamos en mi casa. En intentar dar fortaleza de carácter a nuestra hija para que afronte los obstáculos que se le presenten y encare las burlas (que llegarán, siempre llegan) y los desafectos. Nada diferente a lo que haces tú con tus hijos sanos, pensarás. Y así es. Porque mi hija no es un síndrome: tiene un síndrome. Por lo demás, todo es normal. Juega, sueña y se enrabieta como lo hace cualquier niño. Y nosotros, como padres, buscamos para ella lo mismo que tú para tus hijos: felicidad, plenitud y que el amor llene su vida.
Lo normal, sí. Eso es lo que me gustaría destacar la víspera del Día Mundial de las Enfermedades Raras: que no debes mirarnos como a «rarezas». No somos raros. Reímos y lloramos igual que tú. Vemos la tele, vamos al cine. Tenemos nuestras rutinas y nuestras alegrías, como tú. Pero sé consciente de que nadie, ni siquiera tú, que tan sano estás, que tanto ejercicio practicas y tanto te cuidas, que no tienes ningún antecedente familiar que te haga pensar que puede pasarte, estás libre de engendrar a un bebé con una enfermedad rara. Para todo hay una primera vez.
La información nunca está demás. Atrévete a conocer. Si realmente quieres saber más de cualquier síndrome acepta este consejo: huye de la Wikipedia, huye de médicos y habla con las familias que lo sufren. No hay nadie en el mundo que sepa más de una enfermedad que aquellos que la padecen.
Aléjate de testimonios dramáticos que solo buscan despertar tu morbo. No queremos tu lástima. Pero sí queremos que hables de nosotros. Aunque sea para llamarnos pesados. Porque solo el ruido puede ser capaz de llamar la atención de los Gobiernos para que inviertan en Ciencia, en Investigación y en ayudas sociales con el mismo tesón que ponen en rescatar bancos ruinosos. Esas tres cosas, atención, ayuda e investigación es lo que realmente queremos.
Habla de nosotros, por favor. Aunque pasado mañana no recuerdes qué es el síndrome de Noonan ni que tengo una hija que lo padece.

Información extraída de: http://www.yorokobu.es/sindrome-de-noonan/

miércoles, 25 de febrero de 2015

TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN

DESCRIPCIÓN

El TDAH es un trastorno que tiene origen neurobiológico que se inicia en la infancia y se caracteriza por tres síntomas fundamentales: Dificultades para la atención y concentración (El niño/a no puede mantener la atención durante un periodo de tiempo continuado); Impulsividad (tiende a convertir inmediatamente en acciones sus deseos, sin reflexionar sobre las consecuencias de los mismos); e Hiperactividad.


SÍNTOMAS E INDICADORES PARA EL DIAGNÓSTICO 

El TDAH se ubica en el DSM IV en la clasificación de los trastornos mentales del APA (Asociación Americana de Psiquiatría), en el apartado de trastornos por déficit de atención y comportamiento. 
De acuerdo con ésta clasificación, se establecen 3 subtipos del TDAH, según la presentación del síntoma predominante: 
1. Tipo con predominio del déficit de atención.
2. Tipo con predominio de la impulsividad-hiperactividad. 
3. Tipo combinado, donde predominan tanto síntomas de desatención como de impulsividad-hiperactividad. 

La característica esencial del TDAH es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar.
Según el DSM-IV, para diagnosticar el TDAH en cualquiera de sus categorías debe observarse que algunas alteraciones provocadas por los síntomas, se presenten en dos o más ambientes (por ejemplo en casa y en la escuela). 
Algunos de estos síntomas que causan alteraciones, deben estar presentes antes de los 7 años de edad.
Debe haber pruebas claras de deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral, es decir de que los síntomas interfieren de forma significativa la vida de la persona.


SÍNTOMAS DE DÉFICIT DE ATENCIÓN

No logra prestar atención cuidadosa a los detalles o comete errores por descuido en el trabajo escolar, tiene dificultad para mantener la atención en tareas o juegos, parece no escuchar cuando se le habla directamente,no sigue instrucciones y no logra terminar el trabajo escolar, los deberes u obligaciones en el lugar de trabajo,tiene dificultad para organizar sus tareas y actividades, evita o le disgusta comprometerse en tareas que requieran esfuerzo mental continuo (como las tareas escolares),con frecuencia pierde juguetes, lápices, libros o herramientas necesarias para las tareas o actividades, se distrae fácilmente, se muestra a menudo olvidadizo en las actividades diarias.


SÍNTOMAS DE HIPERACTIVIDAD

Juega con las manos o los pies o se retuerce en su asiento,abandona su asiento cuando lo que se espera es que se quede sentado, corre y trepa excesivamente en situaciones inapropiadas, tiene dificultad para jugar en forma silenciosa, a menudo habla excesivamente, está "en movimiento" o actúa como si fuera “impulsado por un motor".


SÍNTOMAS DE IMPULSIVIDAD

Emite respuestas antes de que termine de escuchar la pregunta,tiene dificultades para esperar su turno,se entromete o interrumpe a los demás (irrumpe en conversaciones o juegos).


ORIENTACIONES Y RECURSOS

- Intervención del Equipo de orientación psicopedagógica.
- Derivación al pediatra.

Ante estos casos los pasos que vamos a llevar a cabo van a ser:

1.Detección basada en la observación de:

* Necesidad de movimiento continuo.
* Errores repetidos:
- Por omisión o adición (quitar o poner letras a las palabras).
- Por sustitución (unas palabras por otras).
- Por comprensión escasa a nivel verbal (oral o escrita).
- Por desmotivación o rechazo de actividades que requieran esfuerzos mentales.
- Por inconsistencia en la respuesta (casi siempre bien y, de vez en cuando fallos graves o rendimiento muy irregular en general).
- Por desorganización de las tareas.
- Por impulsividad y falta de razonamiento (responden antes incluso de terminar la pregunta).
* Rendimiento inferior a lo esperado por su aparente capacidad.
* En general, ejecución irregular, atropellada, desorganizada

2. Modificaciones estructurales en el entorno educativo

- Repetir con cierta frecuencia las normas, asegúrese de que las comprende.
- Tratar de generarle horarios y “rutinas” que le permitan sentirse seguro en un terreno conocido (valore el uso de una agenda).
- Intentar transmitirle la importancia de tener una hora de fin de las actividades intelectuales.
- Fragmentar las tareas en periodos cortos de tiempo para aquellas que requieran un alto nivel de atención/concentración.
- Utilizar pistas visuales para recordarle la secuencia de los procesos (pegatinas de colores).
- Motivar pidiendo al niño que colabore con usted en las tareas.
- Buscar un compañero ordenado y atento con el que pueda conectar bien y que le sirva de referencia cuando se ha despistado.

3. Implantación de modificaciones en el estilo educativo adaptándolo a las dificultades específicas de estos niños para mejorar su aprendizaje y rendimiento.

- Pensar que a veces el niño NO PUEDE hacer las cosas mejor, y no que no quiere.
- Trata de identificar el tipo de inteligencia predominante en el niño y cuál es el modelo de aprendizaje que mejor le va para poner en marcha medidas en ese sentido.
- Intentar descubrir los aspectos positivos del niño y hágale ver que los valora.
- Corregir los aspectos negativos con el menor ruido posible y siempre intentando motivar.
- Probar modificaciones que le permitan organizarse, con recordatorios y estimulación frecuente, pero sin sobre-estimular.
- Buscar una señal “privada” entre usted y el niño para indicarle que está comportándose de forma poco adecuada y que tiene que parar.
- Utilizar continuamente el halago por lo que haga bien, señalándole qué exactamente es lo que a usted le ha gustado de él.
- Negociar con él metas específicas, ofreciéndole la posibilidad de ganar premios que le motiven.
- Hablar a la cara asegurándose de que le mira.
- Dirigir a él por su nombre con mensajes cortos, directos y concisos.
- Fortalecer áreas básicas como lectura, escritura, alfabeto, cálculos habituales, actualizaciones del horario, revisión de agenda...
- Invitar a la reflexión sobre sus conductas y establecer relaciones de causa-consecuencia.
- Evitar los castigos.
- Evitar ponerle en evidencia delante de los demás o las recriminaciones llamativas.




miércoles, 4 de febrero de 2015

EL SUEÑO INFANTIL


LA NECESIDAD DEL SUEÑO

La duración habitual del sueño no es una cantidad constante, sino que experimenta variaciones considerables en el transcurso de la vida. 

Podemos distinguir dos tipos distintos de cambios:

El primer tipo corresponde a las variaciones en función de la edad, las cuales afectan a todos los individuos de forma muy similar. Durante el primer año de vida, se produce una clara disminución de la cantidad de sueño; después esa disminución se hace más lenta, hasta alcanzar la edad de veinte años, permaneciendo relativamente constante hasta la edad senil, donde se aprecia una progresiva disminución.


El segundo tipo de variaciones son las producidas por un conjunto de distintos factores, como la nutrición, el ejercicio físico, el clima, la calidad de vida, el estado de salud...




¿TODOS NECESITAN DORMIR LAS MISMAS HORAS?
La cantidad necesaria de sueño en el ser humano depende de factores biológicos, conductuales y ambientales. 
La forma en que actúan estos factores varía considerablemente de unas personas a otras. 
Podemos señalar varios hechos que diferencian a las personas como son: el patrón de sueño largo o corto, patrón de sueño eficiente o no eficiente, la tendencia a trasnochar o madrugar...
Así, por tanto, podemos decir que NO, no todas las personas necesitamos dormir las mismas horas.



CONSECUENCIAS DEL MAL SUEÑO DE LOS NIÑOS
* En lactantes y niños pequeños: 
Llanto fácil, irritabilidad, mal humor, falta de atención, dependencia de quien lo cuida, posibles problemas de crecimiento...

* En niños en edad escolar: 

Fracaso escolar, inseguridad, timidez, mal carácter...

* En los padres: 

Inseguridad, sentimientos de culpa, mutuas acusaciones de mimarlo, frustración ante la situación, sensación de impotencia y fracaso, cansancio físico y mental...



DIFICULTADES FRECUENTES
La mayoría de los niños pasa por alguna época durante la que presenta algún problema o dificultad para conciliar el sueño. Durante la infancia existe una gran variabilidad en las necesidades de sueño. 

Las principales alteraciones del sueño en la infancia son:
- la resistencia del niño para acostarse
- la dificultad para conciliar el sueño
- el despertarse de noche
- las pesadillas
- el sonambulismo
- el despertar temprano


En ciertas ocasiones estos problemas son pasajeros, no teniendo mayor consecuencia que el malestar familiar que pueden ocasionar, pero otras veces estos problemas pueden ser más graves estableciéndose a lo largo del tiempo y necesitándose la ayuda de un especialista para solucionarlos.




TÍPICOS ERRORES QUE COMETEN LOS PADRES
- "rendirlos" para que duerman de un tirón.
- pensar que todavía es muy pequeño para dormir sólo en su habitación.
- "Ya aprenderá a dormirse sólo cuando sea mayor"
- Dormirle sólo con la luz encendida, en brazos, con ellos en la misma cama, con la televisión puesta, en el sofá...




RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL SUEÑO
Existe una serie de factores que pueden mejorar o deteriorar la calidad del sueño. Todos ellos hacen referencia a una serie de prácticas necesarias para mantener un sueño nocturno y una vigilancia diurna normales. 

Estos factores pueden agruparse en dos apartados diferentes:
- Factores ambientales: luz, ruido, temperatura...
- Factores asociados a la salud: nutrición, ejercicio físico, consumo de estimulantes...


A continuación citaré una serie de consejos básicos para mejorar el sueño infantil.


- Levantarse a la misma hora todos los días aunque se duerma mal. De esta forma se fortalece el ritmo de sueño y vigilia.
- Dormir lo necesario pero no en exceso, puesto que permanecer excesivo tiempo provoca un sueño fragmentado y poco profundo.
- Realizar ejercicio físico regular durante el día pero no hacerlo de forma intensa y esporádica.
- Procurar que la temperatura de la habitación sea fresca, ni excesivamente alta ni baja.
- No ir a la cama con hambre.
- La habitación debe ser tranquila.
- No consumir cafeína desde varias horas antes de acostarse.
- No se debe administrar hipnóticos a los niños.




LO QUE NO DEBEMOS HACER PARA DORMIRLO...
Cantarle, mecerlo, dormirlo en brazos, darle  la mano para que se duerma, pasearlo, darle una vuelta en coche, darle un biberón o el pecho, acostarlo conmigo, acostarme con él...

Si nuestro hijo depende de alguna de estas cosas para dormirse, cuando se despierte a media noche,¿qué ocurrirá? Llorará, se asustará, no querrá volverse a dormir si no se repiten esas circunstancias.
Debemos no tomar parte activa, para que nuestro hijo se duerma. Ha de aprender por sí solo, para ello contará con esos elementos externos que sí permanecerán junto a él toda la noche y cuando se despierte se tranquilizará porque "todo seguirá igual".



Por último resaltar que a dormir bien se aprende y por tanto, es fundamental inculcar en el bebé unos buenos hábitos desde el nacimiento. Los padres han de transmitir al niño tranquilidad y seguridad para que éste considere el momento del sueño como lo que es, una parte más de su vida, que le ayudará a desarrollar actividades cuando esté despierto. Una manera de darle esa seguridad es estableciendo una rutina en el momento de irse a la cama, poner un horario y cumplirlo. Se puede iniciar un baño relajante y darle la cena a continuación. Más tarde llevarlo a la cama, donde se puede dedicar un tiempo corto a mirar un cuento juntos o a cantar alguna canción y dejarlo solo para que poco a poco se duerma.




Información extraída: Psicóloga Nieves Iglesias.